Los pequeños presos de Auschwitz

Estrenamos en Rękaruch una nueva sección, cuya lectura espero que os resulte tan interesante y entretenida como a mí su preparación. En el Cuaderno de Historia de Rękaruch iremos recopilando algunos los casos más emblemáticos o curiosos que nos ha dejado la Historia de la Neurociencia, la Pediatría y por supuesto la Fisioterapia.
En 4 meses iniciaré la aventura Erasmus en Rzeszów, ciudad al suroeste de Polonia que me acogerá hasta el verano. Una localidad se encuentra a poco más de 200 km. de la cuna de nuestra primera historia, Auschwitz (Oświęcim para los polacos).
No son desconocidos los horrores a los que los médicos nazis sometieron a los presos de los campos de concentración con el objetivo de “progresar en el conocimiento científico” para el beneficio de la raza aria. Sobre judíos, gitanos, homosexuales y personas con discapacidades mentales o físicas.

El complejo de Auschwitz-Birkenau, ubicado a unos 43 kilómetros al oeste de Cracovia, no fue una excepción.

Josef Mengele (el Ángel de la Muerte) fue un médico, antropólogo y oficial alemán de las SS. Durante la Segunda Guerra Mundial, Mengele solicitaría el traslado al servicio de campos de concentración, donde esperaba tener la oportunidad de realizar investigaciones genéticas con humanos. Su solicitud fue aceptada y fue destinado a Auschwitz.

Allí, un año después, llegaría la familia Ovitz.


La historia de los Ovitz comienza en un pueblo húngaro, Rozavlea (actualmente perteneciente a Rumanía). En el seno de una familia de judíos religiosos nació Shimshon Eizik Ovitz (1868-1923) que, afectado de pseudoacondroplasia*, apenas llegó a medir 90 centímetros.


La familia Ovitz tenía pseudoacondroplasia.
Es un tipo de displasia ósea perteneciente al subgrupo de las espondiloepifisarias. Se caracteriza por las extremidades cortas mientras que la cabeza, tronco y órganos internos son de talla normal. Está causado por un problema genético localizado en el gen que codifica la proteína oligomérica de la matriz del cartílago (CONP), lo que daría lugar a alteraciones en su migración y, por tanto, a su acumulación dentro del retículo endoplásmico de los condrocitos.
Es habitualmente de carácter autosómico dominante, aunque también se han descrito formas esporádicas y recesivas. Aparece en 1/60.0000 nacimientos (en el 80% de los casos por mutación genética, no por herencia).
La proporción de que Shimshon tuviera hijos enanos con ambas esposas era del 50%. Finalmente 7 de los 10 descendientes del padre de los Ovitz sufrieron enanismo (otros dos hijos murieron antes de cumplir el año, pero no se disponen de datos que cercioren que hubieran sufrido enanismo).
Los niños con pseudoacondroplasia no la muestran al nacer, pero a los dos o tres años de edad empiezan a sufrir retraso en su locomoción, en hitos como el gateo o la marcha. Desarrollan lo que se ha denominado una marcha de pato, debido a la biomecánica alterada de la pelvis y los miembros inferiores. El crecimiento del niño se ralentiza en los años siguientes, se produce una hiperlordosis lumbar y cese prematuro del crecimiento de las extremidades. La estatura final está en torno a un metro, con un rango habitual entre 80 y 130 centímetros.
Generalmente presenta manifestaciones clínicas y radiológicas que permiten realizar un diagnóstico diferencial de otras osteocondrodisplasias, y debe ser incluida en la investigación etiológica del retraso de crecimiento, tan frecuente en la práctica pediátrica. 
 Pseudoacondroplasia


Tras enviudar de su primera mujer, Shimshon volvió a casarse de nuevo con una mujer de talla normal, Batia Bertha Husz. Entre sus dos matrimonios tuvo 10 hijos, de los que 7 heredaron su patología: Rozika (1886-1984), Franziska (1889-1980), Avram (1903-1972), Frieda (1905-1975), Micki (1909-1972), Elizabeth (1914-1992) y Piroska (1921-2001), también conocida como Perla.

El espectáculo de los Ovitz incluía canciones populares. Perla
tocaba una pequeña guitarra rosa de cuatro cuerdas que parecía un juguete,
Rozaika y Franziska tocaban dos violines diminutos y Frieda tocaba el címbalo.
Micki tocaba un chelo la mitad de tamaño de lo normal y un acordeón,
Elizabeth se encargaba de la percusión, y Avram, el hermano mayor,
 era el guionista, actor y mánager de la compañía.
Shimshon Eizik Ovitz enseñó a sus hijos a tocar instrumentos, cantar y contar historias. Tras su muerte, y siendo ellos adolescentes, fundaron la "Troupe Liliput", con la que se dedicaron a recorrer Centroeuropa durante 15 años, llegando a alcanzar gran fama.

La decisión de Adolf Hitler de invadir Hungría el 19 de marzo de 1944 cogió a los Ovitz en un teatro estatal en medio del campo. Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS nazis, organizó la deportación de todo judío que no estuviera en Budapest. La familia Ovitz fue capturada el 17 de mayo y trasladada a Auschwitz.

En 1944 se cumplían dos años desde que las SS comenzaron en los campos de concentración las llamadas: «selecciones». Estas consistían en segregar a los presos en capaces e incapaces. Los que podían trabajar eran admitidos en el campo de trabajo; mientras que a las personas con una discapacidad física o mental o cuya vida "no mereciera la pena" se les aplicaba el programa Aktion T-4, creado y ejecutado bajo la responsabilidad principal de médicos y enfermeras y que en el que se estima que fueron asesinadas sistemáticamente entre 200.000 y 275.000 personas.
En estas condiciones, a las que debemos sumar la Solución Final (plan nazi diseñado para el exterminio sistemático de los judíos) parecía poco probable que ningún Ovitz evitara ser enviado a las cámaras de gas o crematorios.

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Josef Mengele
Josef Mengele, miembro del grupo de médicos que hacían esta selección humana, no estaba obligado a realizar esta tarea, pero participaba con la esperanza de encontrar sujetos para sus experimentos, particularmente interesado en hallar hermanos gemelos. Se estima que tuvo a su disposición unos tres mil, con los que experimentaba, torturaba y diseccionaba con el único motivo de documentar la semejanza de sus órganos internos. También estaba interesado en jorobados, hermafroditas, hermanos siameses, gigantes, enanos, obesos y mujeres corpulentas que eran separados de los demás y puestos a disposición del médico y sus ayudantes.

Como cabía esperar, Mengele quedó fascinado ante lo que tenía delante de él, toda una familia de enanos. No podían realizar ningún trabajo, pero preservarlos con vida le sería imprescindible para sus experimentos, por lo que ordenó que los llevaran a las barracas de prisioneros especiales.
Durante su estancia en Auschwitz no vestirían el traje a rayas, comerían algo más que el resto de presos y se les permitió usar su propia ropa porque no había vestimenta para sus diminutos cuerpos. 

Pero el calvario de los Ovitz ya había comenzado.

Los miembros de la familia fueron separados del resto y sometidos a todo tipo de aberrantes experimentos. Según el testimonio de Elisabeth:
"Los experimentos más terribles de todos eran los experimentos ginecológicos. Nos ataban a la mesa y comenzaba la tortura sistemática. Inyectaban cosas en nuestro útero, extraían sangre, hurgaban en nuestro interior, nos pinchaban y extraían muestras. Es imposible expresar con palabras el insoportable dolor que hemos sufrido, que continuaba durante muchos días después de acabar los experimentos.
Extrajeron líquido de nuestra columna vertebral. La extracción de pelo comenzó de nuevo y cuando estábamos a punto de desplomarnos, comenzaban las dolorosas pruebas en el cerebro, la nariz, la boca, y las manos. Cada prueba fue plenamente documentada con ilustraciones. Cabe señalar que, irónicamente, fuimos uno de los únicos en el mundo, cuya tortura fue premeditada y "científicamente" documentada por el bien de las generaciones futuras."
Los informes médicos firmados por Mengele muestran que buscó señales de problemas renales, función hepática anómala y presencia de tifus o sífilis. A los Ovitz se les aspiró médula ósea, se les extrajeron dientes sanos, se les arrancó pelo y pestañas y se llevaron a cabo en ellos estudios psicológicos y ginecológicos. Los médicos nazis pensaban que la sangre era un factor clave para diferenciar entre razas superiores y razas inferiores, por lo que se les extraía frecuentemente sangre para hacer distintos análisis.
En el infierno en la Tierra de Auschwitz, la pseudoacondroplasia permitiría seguir viviendo a los Ovitz, mientras interesasen para los experimentos de Mengele.

Otra de las hijas de Shimshon, Perla Ovitz declaraba:
“Cada pocos días los médicos nos sacaban sangre. Desde la noche antes no podíamos comer. Era una jeringa muy grande, y era enorme la cantidad de sangre que nos sacaban. Nos quedábamos exhaustos porque ya estábamos muy débiles y hambrientos. Eso no detenía a Mengele. Él tenía que acostarnos y cuando nos recobrábamos nos sacaban sangre otra vez. Los médicos y las enfermeras eran también prisioneros y no intentaban evitarnos el dolor. Nos pinchaban sin cuidado. A menudo nos sentíamos mareados y vomitábamos mucho. Cuando volvimos al barracón nos derrumbábamos en las literas pero antes de recuperarnos nuevamente éramos llamados para una nueva extracción. 
El Dr. Mengele nunca nos pegaba, chillaba o insultaba. Todos sabíamos que él era despiadado y capaz de los comportamientos más sádicos, pero a pesar de todo cuando iba a nuestra habitación cambiaba de conducta, se calmaba llegando a ser una persona amable. Cuando estaba de buen humor la gente decía: va a ver a los enanos. Era una bestia amable. Nosotros siempre nos preguntábamos como un hombre como él podía haber llegado a ser un nazi. A menudo decía: con vosotros tengo trabajo para 20 años
No sé qué experimentos médicos concretos hicieron con nosotros. A menudo nos ponían unas gotas en los ojos que nos dejaba ciegos casi todo el día. Nos ponían inyecciones en los oídos y en casi todos los órganos…”
Además de los experimentos. los miembros de la familia llegaron a ser expuestos desnudos frente a altos cargos de la SS, como apoyo a las conferencias de Mengele sobre genética inferior. Tenían que entretener con comedia una vez a la semana, en alemán, para las visitas que se recibían en el campo. También cantando canciones alemanas y en una ocasión el médico rodó con ellos un corto que envió a Hitler, en el que se les podía ver aterrorizados cantando canciones en alemán para divertir al Führer.

The Ovitz familyPerla and Elizabeth Ovitz

Después de 7 meses, el 27 de enero de 1945 cuando el Ejército Rojo llegó para liberar el campo de Auschwitz, todos los Ovitz seguían vivos. Un millón trescientas mil personas que pasaron por aquellas instalaciones no tuvieron esa suerte. Los Ovitz fueron famosos por ser la familia con más "pequeños presos" hermanos y por ser la familia más numerosa (12 miembros desde un bebé de quince meses a una señora de 58 años) que fueron enviados a Auschwitz y consiguieron sobrevivir todos ellos.

De regreso a su Transilvania natal, tras siete meses caminando hasta conseguir llegar a su pueblo, se enteraron de que el resto de la familia había sido asesinada y su casa saqueada. Los 4 años siguientes, la familia deambuló por Europa, ganándose la vida de nuevo como comediantes y cantantes. 
En 1949 emigraron a Israel, donde reconstruyeron la compañía Lilliput Troupe, pero esta vez reviviendo su experiencia en los campos nazis. En 1955 dejaron los escenarios y abrieron un cine. En Israel permanecieron hasta su muerte, donde falleció la última de los Ovitz, Perla, en el año 2001.

Si os ha resultado interesante la historia de la familia Ovitz, el canal Historia emitió un fascinante documental con todos los detalles sobre ellos.

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